Fémina Entelequia


Cuanto quisiera ser tu sol de primavera, para empezar a abrigarte por las piernas, calentar las curvas de tus caderas y sientas el ardor de mis manos en ellas. El momento es pleno, no prometo faltarte el respeto, sólo consta en dejar de hacer lo correcto y te dejes llevar a la cumbre de mi firmamento. Ahora quiero que tomes la batuta, lleva este vals hasta que nos deje la Luna, o hasta que cubra tu campo con mi bruma y hacer que nada nos interrumpa. No te preocupes si el tiempo nos deja, o si Morfeo se mete entre tus cejas, sólo recuerda no hacer esto con furia, porque tu y yo ya pecamos por Lujuria.

                                                   (Foto referencial)

Adoro tus ojos con ese rimel y tu cabello con las coletas que te hiciste, amo cada cosa que me dices, pero mejor aún cuando tu cuerpo me lo transmite. Ya en pleno acto me aferro a tus meandros, me columpio entre las ramas tus brazos, paso por tu valle sagrado y navego por los profundos mares de tus labios. Anhelo caer por las cataratas de tu piel, para desembarcar en tus latidos de placer, llevarte donde nadie nos pueda ver y me enseñes tus virtudes de mujer. Te volviste mi templo de Atenea y yo encerrado en esta Odisea, anhelo acariciar tus fronteras para envolverte con mis frisos de poeta.





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